(Autor: Pedro Oyarzún Gallardo)
Este es un caso muy raro
Que en una playa ocurrió
Buscando lamilla y huiro
Muy grande un palo asomó
/: Era hermoso y muy fino
Que la mar allí dejó :/
Pronto la yunta y cadena
Que el veterano enganchó
Al hombro con su garrocha
Muy sorprendido miró
/: En vez de ir pa' delante
Vio como el mar los tragó :/
/: En Curaco, en Rilán
En Dallico y en San Juan
Nos comentan sin parar
Que este caso fue real :/
Era ya justito el año
Alguien al rancho llegó
De negro y muy fino paño
Mucho dinero entregó
/: Eran dos hombres extraños
Por los bueyes que perdió :/
/: En Curaco, en Rilán... :/
Gracias por ponerlo en este blog
ResponderBorrarMi padre Pedro Oyarzún Alarcón contaba esta historia y mi madre Blanca Ester Gallardo Álvarez también y luego hecha la canción, mucha gente de distintos lugares en Chiloé habían escuchado relatos parecidos.
Se trata de un hombre costeño, así se le llamaba a los que viven frente a Curaco, la costa poniente del canal Dalcahue, fue como de costumbre un día a buscar algas, lamilla, que sirve de abono en las siembras de papas, estando en la playa vió un palo que la marea lo dejaba, no dudó en llevárselo y amarró con la cadena a su yunta de bueyes, pero estos en vez de salir a tierra, se fueron con ese pedazo de árbol al mar.
ResponderBorrarPor un año este lugareño mantuvo en secreto este caso, hasta que pasan por él dos foráneos a dejar el dinero valor de esos animales.
Me deja como enseñanza esta anécdota, que no hay que quitar al mar, lo que del mar y también pudo ser una transformación del buque fantasma, el caleuche.
El caso real.